Llega el verano

by Lui Antonioli at/on lunes, julio 05, 2010
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Ayer saqué a pasear a mis piernas.
Era la primera vez que me ponía la falda en esta estación del año.
Estaban desnudas, solitarias e inmóviles, veía que no sabían qué hacer, si se separaban y una adelantaba a la otra ésta se sentiría sola. Juntas era como si estuvieran arropadas y el sol las vería como una sola y ya no las calentaría tanto. Es que el sentir el aire recorrer la piel era una sensación extraña, como si no fuese suya, como si la piel perteneciera a otro cuerpo.
Estos miembros míos... ¡qué tímidos son!
Ahí van ahora con toda agilidad disfrutando de la libertad que el movimiento les imprime.
El roce con una hoja recién nacida... el manto peludo de un perro juguetón... unos mosquitos atrevidos y la libertad, sobre todo la libertad. El no estar enfundadas día y noche, por un lado en esos horribles pantalones gruesos y por otro en esos pijamas invernales.
En fin, se sentían hasta atrevidas, desde la silla se balanceaban arriba y abajo, cada vez más alto hasta casi hacer caer del asiento a la dueña, o sea yo.
Me recompuse y pensé que mejor serían unos shorts a una falda, pero la edad no perdona y con esa piel más grande de lo que mi cuerpo necesita, colgando por todas partes, no sería estéticamente adecuado.
Mi cerebro comenzó a protestar ¿eran más importantes las sensaciones de mis piernas o lo que él pensara? Le dije tranquilamente que por una vez éstas eran libres, que las dejara disfrutar.
No fui comprendida, el cerebro quería imponer sus razones que eran las de no hacer absolutamente nada, pero mis piernas necesitaban moverse.
Esta era una veraddera crisis de poder. O mi cerebro o mis piernas. Ellas querían sentir, disfrutar y no quedarse estáticas, quietecitas. Qué bonito sería sentir las pequeñas olas de la orilla del mar acariciando suavemente estos miembros míos, pero no, el cerebro no quería dar la orden de moverse y al fin lo único que logré fue terminar con el sueño y hacer arrancar la silla de ruedas para regresar a casa.


4 comentarios:

PILARA dijo...

Irónico y tierno con un estupendo final. Felicidades.
Me legra ver que te animas a colgar cositas.

Esperanza dijo...

Que gusto ver que con el verano te llenas de energía pese al calor y te animas a compartir con nosotros tus cuentitos.
Este me ha parecido alegre y casi podía imaginar las piernas, conun final sorprendente que da aún más fuerza al relato. Me ha gustado, está muy bien y además refleja buen ánimo.

Marcos Callau dijo...

Estupendo final, Luisa. Es estupendo para empezar bien un verano leer relatos tan buenos. Enhorabuena.

Cruz dijo...

Precioso Lui, aunque a veces el cerebro debería hablar en voz más bajita,¡bien por esas piernas caprichosas!


 
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